En clase estuvimos hablando sobre tres escritoras medievales: Cristina de Pisán, María de Francia (la más antigua de las tres) y Margarita de Navarra.
Yo me voy a centrar en Cristina de Pisán. Nació en el año 1364 en Venecia. Su madre siempre quiso estimular su dedicación a las tareas propias del hogar pero ella prefería seguir los pasos de su padre, de él heredó su curiosidad intelectual y su interés por el estudio. Su conocimiento de latín le abrió las puertas del mundo de los clásicos y pudo acceder al campo privado de los varones ilustres: la teología, la filosofía y las ciencias. Se quedó viuda a los 25 años y tuvo que cuidar de sus tres hijos, mantener a su madre y sus dos hermanos y además vivir con el dolor de perder un hijo recién nacido.
Fue la única escritora que relató los grandes sucesos provocados por Juana de Arco estando ella viva.
Sobre todo escribió defendiendo el derecho de la mujer a ser considerada un ser humano con conciencia, sensibilidad y cabeza para pensar. Escribió Libro de los hechos de armas y de caballería, El libro de las tres virtudes y La ciudad de las damas, entre otros.
Aquí os dejo un fragmento de La cuidad de las damas:
"Si fuera costumbre mandar a las niñas a la escuelas e hiciéranles luego aprender las ciencias, cual se hace con los niños, ellas aprenderían a la perfección y entenderían las sutilezas de todas las artes y ciencias por igual que ellos... pues... aunque en tanto que mujeres tienen un cuerpo más delicado que los hombres, más débil y menos hábil para hacer algunas cosas, tanto más agudo y libre tienen el entendimiento cuando lo aplican.Ha llegado el momento de que las severas leyes de los hombres dejen de impedirles a las mujeres el estudio de las ciencias y otras disciplinas. Me parece que aquellas de nosotras que puedan valerse de esta libertad, codiciada durante tanto tiempo, deben estudiar para demostrarles a los hombres lo equivocados que estaban al privarnos de este honor y beneficio. Y si alguna mujer aprende tanto como para escribir sus pensamientos, que lo haga y que no desprecie el honor sino más bien que lo exhiba, en vez de exhibir ropas finas, collares o anillos. Estas joyas son nuestras porque las usamos, pero el honor de la educación es completamente nuestro. "
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